Cuando terminamos una relación de pareja, siento que es como si tuviéramos un nudo gigante al frente, el cual, debemos desenredar. Este nudo tiene algo muy particular, y es que solo nosotras mismas podemos desenredarlo, tal vez alguien nos puede dar ideas de cómo hacerlo más fácil, pero, al fin y al cabo, son nuestras manos las únicas que tienen el poder de desenredarlo.

Al principio, comenzamos a buscar la punta, pero tras varios intentos fallidos, la frustración, el enojo y el desespero nos agobia y explotamos, luego pasa un tiempo, respiramos y volvemos a intentarlo, esta vez con más calma, paso a paso, entendiendo cada uno de los pasos, hasta que, por fin, logramos juntar ambas puntas sin una sola interferencia.

Siento que así mismo pasa con las rupturas de pareja y gran parte de los problemas de la vida, al principio, cuando este aparece en nuestras vidas y vemos el gran caos que tenemos al frente, nos agobiamos, pero aun así comenzamos a intentar desenredar desenfrenadamente pensando que así lo haremos más rápido y saldremos de este lío, pero no, no siempre es así, lo único que logramos con esto es colmar nuestra paciencia e incluso, hacer el nudo más complejo. Hoy, quiero compartir contigo premisas que desde mi experiencia hace que te relaciones con ese nudo, con esa ruptura, de una manera más consciente.

1. Permítete sentir, muchas veces creemos que cuando terminamos una relación comienza una competencia por quien supera más rápido o quien obtiene una lista de logros interminable, pero siento que, en ese proceso, lo único que hacemos es negarnos a sentir el dolor que trae una tusa, comienza a entender e introyectar que no es una competencia y que cada quien debe vivir su proceso a su propio ritmo.

2. ¡Lo del clavo no siempre funciona! Y es que muchas veces hemos escuchado eso de que un clavo saca otro clavo, pero ¿a ti te ha funcionado? Realmente, a mí me ha parecido que es una de las maneras de corroborar el primer punto, en esa necesidad de salir rápidamente del dolor pensamos que ya estamos listas para conocer a alguien más, pero muchas veces en el fondo sabemos que aún no es el momento y finalmente lo único que hacemos es daño a nosotras mismas o a la otra persona. Permítete sentir, sanar lo que tenga que sanar y aprender a estar con tu propia compañía.

3. Comienza a descubrir que propósito tiene todo lo que está sucediendo en tu vida, creo que esto hizo toda la diferencia para mí, comenzar a pensar que todos los seres humanos tenemos un propósito en la vida propia, pero también en la de las personas que se cruzan en nuestro camino, entonces hacerse la pregunta constante ¿Qué vine a aprender de este ser humano? ¿Y qué vine a enseñarle a él o ella? Entender el para que, más que el porqué.

Todo esto se resumen en: desenredar el nudo con calma y consciencia, hace toda la diferencia, así que tú si tú eres esa amiga que está pasando por una tusa: tomate tu tiempo para conocerte, para disfrutarte y para conectar de nuevo contigo y siempre recuerda ¡todo pasa por algo!